La guerra por el cobalto, el “oro azul”

En 2017, el precio del cobalto ha crecido un 235%, pasando de 34.600 dólares por tonelada a 81.360 dólares y la tendencia es al alza, empujado por la demanda de los grandes fabricantes de automóviles y teléfonos.

Pero la “guerra por el cobalto” recién empieza. Se trata de un metal indispensable para la fabricación de las baterías de ion-litio que alimentan dispositivos electrónicos como móviles, tablets o computadoras, debido a su capacidad para conducir electricidad en contacto con otros metales como el litio o el níquel.

Un 42% de la producción mundial de cobalto se destina a la fabricación de baterías de ión-litio. El resto, se usa en diversas diversas aplicaciones industriales y militares, lo que agrava las tensiones por asegurarse su suministro.

Apple acaba de entrar en la “guerra por el cobalto” porque necesita cerrar contratos de suministro de este elemento imprescindible para sus baterías eléctricas. Sin cobalto no hay smartphones. La entrada de los fabricantes de coches eléctricos en el mercado del cobalto ha obligado a compañías como Apple a negociar con las mineras productoras para asegurarse el suministro a largo plazo del metal.

Todo indica que habrá una escasez de cobalto, con la consiguiente escalada de precios, debido al boom del coche eléctrico y Apple busca cubrir sus espaldas porque los problemas de suministro se prevé que puedan convertirse en un serio problema en el próximo trienio. Su intención parece ser la de crear sus propias reservas de cobalto para suministrarse. Según Bloomberg, Apple pretende cerrar contratos que le permitan obtener miles de toneladas de cobalto anuales.

La situación se ha acelerado porque la expansión del coche eléctrico está generando una verdadera batalla entre las empresas electrónicas y los fabricantes de automóviles por la provisión de cobalto. La “guerra” involucra a Apple, BMW (está cerrando un contrato de abastecimiento por 10 años), Volkswagen y otras.

Lejos de las existencias de materiales como el litio, presentes también en las baterías de dispositivos electrónicos y de coches eléctricos, pero abundantes en el Planeta, el níquel, el coltán o el cobalto son escasos y el aumento de su demanda aumenta rápidamente su precio.

Un 40% de las reservas mundiales de cobalto en 2017, están concentradas en la República Democrática del Congo, uno de los países más pobres de la Tierra con 3,5 millones de toneladas métricas, por delante de otros países como Australia (1,2 millones tm) o Cuba (500.000 tm). Filipinas, Zambia, Canadá y Rusia poseen reservas del orden de las 250.000 tm y luego hay una serie de países con reservas menores.

El problema surge en tanto la batería de un coche eléctrico utiliza 1.000 veces más cobalto que un Smartphone que solo requiere unos ocho gramos. Cada coche eléctrico requiere entre ocho y doce kilos de cobalto frente a los escasos gramos que necesita la batería de un móvil.

Durante 2017, la producción mundial de baterías para dispositivos necesitó unas 123.000 Tm de cobalto, cuatro veces más que a principios de siglo, según información del US Geological Survey. Para Morgan Stanley, en 2018 se destinarán 11.320 tm. de cobalto al coche eléctrico, volumen que se disparará hasta las 62.940 Tm. en 2025. Para la consultora londinense CRU, esa estimación llega a las 95.000 Tm en 2026.

Las preocupaciones de las grandes empresas se asientan en que esas cifras corresponden a una etapa en la que el coche eléctrico solamente supone el 1% del mercado automovilístico mundial, pero las previsiones apuntan a que en el 2040 la mitad del parque automotor será eléctrico, por lo que si se cumplen las estimaciones, se demandarán 200.000 Tm. más de cobalto cada año.

La “guerra del cobalto” no es un eufemismo. En algunos aspectos se trata de una auténtica guerra. Su  demanda y escasez agravan el contexto de su explotación actual, en especial en la R.D del Congo: muchas de las minas están bajo control de grupos armados que fuerzan a la población local a trabajar en ellas en condiciones que rozan la esclavitud.

Unicef denunció en 2014 que unos 40.000 niños entre 7 y 14 años eran obligados a extraer cobalto y Amnistía Internacional realizó un informe denunciando esos hechos y reclamando a las principales compañías del sector que no fueran cómplices. Apple y Samsung según esa ONG adoptaron las medidas adecuadas. Apple, por ejemplo, busca comprar directo a las mineras locales para evitar la intermediación de los grupos armados. Otras empresas como LG, Dell, BMW o Tesla también han tomado algunas medidas menores, pero otras como Renault, Huawei, GM, Daimler, Sony o ZTE no han han tomado ninguna medida o medidas mínimas.

La guerra por el cobalto no ha hecho más que empezar. Todos quieren jugar. Wheaton Precious Metals, el mayor comprador de metales preciosos del mundo, está interesado en los planes de la gigante brasileña Vale por iniciar una producción de cobalto en Canadá. La congoleña Chemaf Sarl negocia con Trafigura Group para venderle cobalto desde su mina Mutoshi, explotada actualmente de manera artesanal, pero donde planea una planta procesadora para producir 20.000 Tm en 2019.

Si las predicciones del mercado se cumplen, se demandarán 200.000 toneladas de cobalto más cada año, es decir que la extracción del “oro azul” debería triplicarse para poder cubrir las necesidades de los fabricantes.

 

 

Marco Trade News

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