En Argentina se inauguró primera obra de remediación ambiental de América Latina
Verónica Iraola viene haciendo un trabajo a lo largo de los últimos cinco años. Se trata del primer emprendimiento de limpieza de restos de uranio en Argentina. Es la primera obra de remediación ambiental de América Latina, que transformó un espacio contaminado por colas de uranio en un parque público.
Este hito ambiental tiene lugar en la localidad de Malargüe, provincia de Mendoza. Donde se vislumbra la inmensidad de la cordillera de los Andes.
Allí sucedió una de las primeras restauraciones ambientales que permitió editar restos contaminantes en un parque abierto a la comunidad.
Entre 1954 y 1986, en el ex Complejo Fabril Malargüe (CFM) se procesó mineral de uranio. Provenía de las Minas Huemul y Sierra Pintada de la provincia Mendoza.
Esta fue la primera planta de estas propiedades en Argentina y produjo 752 toneladas de uranio. Materia prima para el combustible utilizado en los reactores de capacidad y para explotación.
Como producto de esta explotación, surgieron las denominadas colas de mineral. Un grupo de desechos de procesos mineros de la concentración de minerales.
Tras el cierre del complejo en 1986, 710.000 toneladas de esos residuos quedaron expuestos al aire libre. Representado un riesgo para la salud de los residentes por la posible contaminación del aire, agua y suelo.
Hito ambiental para los vecinos
Debido al trabajo de Verónica y de sus colegas, se ejecutó la primera obra de remediación de los pasivos de la minería de uranio. Poniendo fin a esta amenaza medioambiental.
Gracias al trabajo de la Comisión Argentina de Energía Atómica (CNEA) y con el apoyo del Banco Mundial, fue viable crear un caso de muestra exitoso y sin precedentes de avance sostenible, incluyendo los componentes sociales, económicos y de respeto con el medio ambiente.
La remediación del sitio se llevó a cabo por medio de un desarrollo llamado encapsulado. Facilita la neutralización y compactación de las colas del mineral. Además de que las recubre con materiales naturales del lugar. Esta obra de ingeniería garantiza la sequedad, estanqueidad y resistencia estructural.
“Este proyecto es pionero, son pocos los gobiernos en el mundo que invierten en la recuperación de pasivos ambientales de la minería y más en la de uranio. Esta obra se llevó a cabo de acuerdo a las mejores prácticas internacionales y esta experiencia sirvió además para fortalecer capacidades nacionales y locales”, opina Ruth Tiffer-Sotomayor, especialista ambiental del Banco Mundial.