Mal balance del mercado laboral

Datos negativos 2016-2017 en Argentina. Los sectores agropecuario y minero, que resultaron los más favorecidos por la eliminación de retenciones, no generaron un aumento de estas actividades ni de la ocupación. Además, creció el empleo informal.

El cuadro que acompaña la presente nota es una fotografía de la realidad laboral argentina tomada al 31 de diciembre del 2017. Como es habitual, la población total se divide en activa y no activa. La primera está integrada por quienes trabajan o buscan trabajo mientras que la inactiva la constituyen los menores de 14 años y los mayores que no tienen ni buscan un trabajo remunerado: estudiantes, jubilados, dedicados a los quehaceres domésticos, rentistas, enfermos, etc. Resulta claro que esta clasificación tradicional no tiene en cuenta la labor en el hogar propio como un trabajo a considerar, ya que no percibe remuneración específica. A esta actividad antes se la denominaba “amas de casa”, pero esta denominación ha perdido vigencia porque, felizmente, en ella cada vez participan más los varones, en una importante evolución en las costumbres sociales.

Por su parte, la población activa se divide en ocupados y desocupados (que buscan trabajo); estos últimos han aumentado del 6,5% en el 2015 al 8,7% actual, tendencia que parece continuar debido a los ajustes en el Estado y al cierre de empresas industriales.

La población ocupada puede dividirse en carácter de asalariados (tres cuartos del total), patrones, aquellos que trabajan sin remuneración (emprendimientos familiares) y por cuenta propia, que incluye un universo heterogéneo que va desde los profesionales (17% de los cuentapropistas) a los monotributistas sociales, incluyendo entre ambos a los artesanos, pequeños comerciantes y trabajadores temporarios mediante contrato.

Los asalariados pueden ser registrados, es decir, los que están sujetos a los aportes previsionales y gozan de los demás beneficios establecidos por ley (aguinaldo, vacaciones pagas, obra social, licencias por enfermedad u otras causas previstas legalmente) y los no registrados o trabajadores en negro, universo que representa un tercio del total y del que no se termina de tomar conciencia de que se trata de un delito por parte de la patronal.

Según el informe de CIFRA (el instituto de investigación de la CTA), la relación entre trabajo no registrado y el total ocupado aumentó en estos dos años de 32,7 en 2015 al 33,8 en 2017. Por otro lado, se ha estimado que, medido por actividad, el trabajo no registrado abarca al 72% de las trabajadoras en casas de familia, el 66% del total ocupado en actividades agropecuarias, el 53% de la construcción, el 36% del comercio y el 30% en la industria y en el transporte.

El trabajo asalariado registrado incluye tanto a empleados públicos como privados, división que no hemos incluido en el cuadro adjunto. Los empleados privados suman 5.630.000 mientras que la administración pública ocupa a 3.490.000 personas, cifra que incluye a 2.297.000 empleados provinciales, 741.000 nacionales y 452.000 municipales.

Si se quisiera convertir la fotografía en una película, mostrando la evolución del empleo en el tiempo, tenemos que tener en cuenta que la población argentina actualmente crece al 9,8 por mil anual (17,4 por mil la tasa de nacimiento y 7,6 por mil la de fallecimiento). Esto quiere decir que los puestos de trabajo en sentido amplio deben aumentar al menos el 1% anual para mantener estable la tasa de desocupación, cosa que no ha ocurrido en los últimos dos años.

En el informe de CIFRA que se publicó este mes se analiza la evolución de la ocupación por actividad entre noviembre del 2015 y noviembre del 2017. Según ese estudio, las actividades que perdieron mayor puestos laborales son la explotación de minas y canteras(9,1%) y la industria manufacturera (5,2%). La construcción, que había perdido el 9,5% de los ocupados durante el 2016, se recuperó durante 2017, cerrando con un leve aumento respecto del 2015. En el caso del sector agropecuario y pesca, permaneció casi estable, con una leve suba del 1,5% en dos años.

De los datos anteriores surge una conclusión importante. Los sectores agropecuario y minero son las dos actividades más favorecidas impositivamente por la política actual, en especial por la eliminación de las retenciones a las exportaciones (o disminución de la alícuota para el caso de la soja). Sin embargo, esa política, que implicó una importante pérdida en los ingresos del Estado, no repercutió en aumento de la actividad ni de la ocupación (recordemos, la minería disminuyó en un 9,1% los puestos de trabajo y el agro se mantuvo prácticamente estable y con alto grado de informalidad en el empleo). La suposición de que la baja de impuestos repercute en más empleo no es más que un mito.

Para cerrar lo expuesto, cabe como síntesis el título del trabajo de CIFRA citado precedentemente: “El balance laboral de los dos primeros años de Cambiemos: menos empleo, menos registración y menores salarios”.

 

 

Lm Neuquén

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