La minuciosidad, destacable atributo del Poder Legislativo catamarcano, vuelve a manifestarse en el procedimiento para conformar la comisión bicameral que controlará el desempeño de la firma Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado (CAMYEN).
La empresa fue creada en enero de 2012. El artículo 24 de la ley encargó el control externo de la empresa al Tribunal de Cuentas y al Poder Legislativo. A casi cinco años de aquel mandato, el Senado designó cinco de sus integrantes –Jorge Solá Jais, Juan Carlos Espinoza, Héctor Fernández y José Liquín, por el oficialismo; Jorge Malnis, por el FCS- para integrar la bicameral, y todavía falta que Diputados haga lo propio.
Podría reprochárseles a los tribunos una cautela algo excesiva, un celo exagerado que los ha llevado a extender demasiado el análisis de los métodos más apropiados para cumplir con la encomienda que les asignaron, pero ha de considerarse la delicadeza de su tarea y las altas responsabilidades que los agobian. No es chala ‘e choclo fiscalizar la CAMYEN y debían tomar recaudos para restringir las posibilidades de que los controlados pudieran eludir el implacable ojo parlamentario mediante artimañas leguleyas.
Estas precauciones explican las demoras. Establecido el control legislativo en enero de 2014, determinar el sistema idóneo para materializarlo demandó más de dos años, poco más, para ser justos. En 2014, la oposición presentó entonces el proyecto para crear la Bicameral. La discusión de tan arduo asunto llevó un año en Diputados y otro en el Senado, de manera que la creación de la comisión completó el trámite en 2016.
Ahora los senadores designaron sus cinco miembros y los diputados completarán los diez seguramente dentro de poco, así que solo quedará esperar a que los fiscales se reúnan para acatar el mandato legal, siempre cuidando de cumplir con el requisito del quórum reglamentario de por lo menos seis integrantes presentes, cosa de no incurrir en contravenciones formales. Es una lástima que la conducción de la CAMYEN no haya tenido pruritos similares a los de los legisladores.
Mientras estos pulían detalles durante un quinquenio -y todavía están en veremos- en la firma le metieron a los enjuagues sin atenerse a pueriles reglamentaciones, a punto tal que Fabricaciones Militares les hizo una denuncia penal por presuntas malversaciones en el tráfico de la rodocrosita que extraen de Minas Capillitas, cuyo trámite no se caracteriza por lo transparente.
Aparte, trascendieron singulares contratos, como el celebrado para participar de una feria minera en Canadá con una organización dedicada a la publicidad, y aportes sistemáticos que tiene que hacerle el Tesoro Provincial, adicionales a los cinco millones de pesos que puso cuando fue creada, para cubrirle el déficit crónico. Su precaria situación económica le impide a la CAMYEN cumplir con el fisco, lo que se traduce en varios juicios que le ha interpuesto la AFIP.
En el derrotero de maniobras opacas que CAMYEN ejecutó aprovechando que la Legislatura demoraba en constituir la bicameral se destaca el contrato firmado con la empresa propietaria de los derechos sobre el yacimiento Agua Rica, Yamana Gold, que recién se dignó a suministrar a los diputados de la oposición cuando se lo ordenó la Corte de Justicia. Se sabe en qué episodio está la historieta de Agua Rica: paralizada por orden judicial, acechada por una ordenanza del Concejo Deliberante de Andalgalá que prohíbe la minería a cielo abierto y que es la expresión jurídica de lo más grave: la carencia de licencia social.
En varias oportunidades, a lo largo de los años, el presidente de la CAMYEN, Daniel Issi, sintió la necesidad de aclarar que el director de YMAD Ángel Mercado –a quien se señala como el jefe real de la política minera provincial- no tenía incidencia alguna en la empresa, y por lo tanto en sus desatinos. Sin embargo, desde el propio Gobierno salió la imagen que lo desmintió. En una reunión que mantuvo la Gobernadora con unos «mozo ‘e manos” de Yamana Gold y las autoridades de la CAMYEN, no estuvo presente el secretario de Minería de la Provincia, Rodolfo Micone, pero sí el señor Mercado, vaya a saberse, dado que nada tiene que ver con CAMYEN, en calidad de qué o cuidando qué intereses.
El Ancasti
