Apuesta posible para un post Alumbrera

 

 

Cuando resta poco tiempo para que el yacimiento de Bajo La Alumbrera deje de producir, el panorama sobre el futuro de la minería en Catamarca parece hundirse en un pronóstico sombrío.

Los recursos que la provincia recibió en concepto de regalías y de utilidades como socia de YMAD a lo largo de las dos últimas décadas no se tradujeron en un proceso de desarrollo de nuestra economía. No hace falta abundar con argumentos ya conocidos respecto de la responsabilidad que le cabe a la dirigencia política que (mal) administró esos recursos para obtener tan magros resultados.

De modo que los sueños de progreso que históricamente despertó la minería han sido duramente afectados en los últimos veinte años. Además, los cuestionamientos de organizaciones ambientalistas, a los que de a poco se sumaron ciudadanos comunes, sobre todo del oeste provincial, la zona de influencia directa del emprendimiento de La Alumbrera, terminaron por generar un contexto de graves problemas para la licencia social de la actividad. La licencia social es el grado de aceptación que las comunidades locales tienen respecto de los proyectos que se desarrollan en el territorio.

El contexto económico tampoco es favorable. Una serie de factores relacionados con la economía nacional, pero fundamentalmente con las turbulencias y reacomodamientos de las finanzas internacionales, no permiten ser demasiado optimistas respecto de que las grandes inversiones extranjeras arriben en el corto plazo para el desarrollo de proyectos de explotación de grandes yacimientos, como el de Agua Rica.

Por eso una apuesta posible y de rápida implementación para lograr movilizar la actividad es la que propicia la puesta en marcha de los emprendimientos relacionados con lo que se denomina la pequeña minería.

Desde esta perspectiva debe saludarse el intercambio que autoridades de minería de Catamarca y de Santiago del Estero están llevando a cabo para fomentar emprendimientos de este tipo.

Nuestra provincia tiene importantes recursos de minerales no metalíferos y de rocas de aplicación, que no son las primeras opciones en las que se piensa cuando se menciona el potencial minero catamarqueño, pero que puestos en explotación provocarán movilización de la economía y generación de mano de obra.

En las áreas de reserva geológico mineras se encuentran, además de los yacimientos de oro, cobre, plata y molibdeno, otros de litio, potasio, sulfatos, laja blanca, amiantos, fluorita, boratos, mica, yeso, berilo, estaño, hierro, entre otros.

La actividad de la pequeña minería se encuentra en un cuadro de virtual paralización, salvo algunas excepciones de proyectos rentables, que están en plena explotación.

Un apoyo estatal, en materia crediticia pero también en otros aspectos, como la logística o el desarrollo de la infraestructura mínima, permitiría que inversores privados locales o nacionales pongan en marcha emprendimientos que provoquen una paulatina reactivación a pequeña escala de una actividad con mucho futuro, pero un presente oscuro y lleno de interrogantes.

El Ancasti

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