Minería en la Meseta con hinchada femenina

María Alejandra Beltrán (50) se declara fan de las mujeres de La Meseta que proclaman la zonificación minera y, principalmente, de Gastre, pueblo donde vivió cuatro años y al que no descartaría volver. No olvida que su carrera de docente la comenzó gracias al impulso que le dio una gastrense.

Nació en Rawson, la capital de la Provincia de Chubut, y vive en Playa Unión, el principal balneario de la capital provincial. Durante tres años residió en Gastre, luego se mudó a Puerto Madryn y estudió la carrera de docente, y regresó a Gastre para ser un año directora normalizadora de la Escuela N° 30. Sus primeras clases las dictó en Madryn y después en Trelew, localidad que está a 60 Km.

María Alejandra nunca dejó su provincia natal, pero pudo recorrer algunas de sus localidades: Gastre, Trelew, Puerto Madryn y Esquel. En Gastre fue donde permaneció más tiempo, desde el año ’95 al ’98 y desde el 2019 al 2020.

A una docente de Gastre le atribuye su decisión de estudiar el profesorado en Educación Primaria que le permitiría ejercer en cualquier lugar y empezar de cero a la hora de buscar un cambio. “No me gusta la rutina, las cosas que son muy repetitivas o monótonas me hacen perder la motivación. Moverme me permite aprender de las situaciones, de experiencias que se van viviendo, de realidades distintas, para mí ha sido enriquecedor. Empecé a estudiar docencia con 27 años y terminé la carrera a los 30. Hoy tengo mí cargo titular en Rawson, volví al grado, y estoy haciendo una suplencia en la Vicedirección de la escuela”, comenta Beltrán.

A pesar de que siempre le gustó cambiar de aires, Rawson es su lugar en el mundo. Igual sus traslados dentro de la provincia han sido por temas personales y laborales. Esquel fue su refugio para superar un problema personal. La Cordillera y el mar son los sitios que le transmiten paz y la llenan de energía. Quiso instalarse allí y trabajar, pero no pudo y volvió a Rawson “hasta que salió esta oportunidad de ir a trabajar al interior, me anoté en la supervisión y después de una entrevista me dieron el cargo en Gastre. Al comienzo, cuando vivía ahí era ama de casa. Mis hijos iniciaron su educación allá y el más grande hizo hasta primer grado en esa localidad. Yo trabajaba con la comunidad, con la Cooperadora de la escuela y en la Comisión del Centro Comunitario. Me sentí parte de la comunidad cuando estuve en Gastre y comprometida con ellos y con mi trabajo. Es un lugar que extraño y al que volvería si tuviera la posibilidad de trabajar en lo que me gusta”, señala.

PELEÁNDOLA A DIARIO

La maestra recuerda que los primeros años que pasó en Gastre, en la década del ’90, muchas familias vivían de la ganadería al punto de que se abrió una residencia escolar para albergar a los chicos cuyos padres trabajaban en el campo.

“Es necesario que la Meseta comience a progresar y tener los mismos derechos e igualdades que tenemos en una ciudad. Estamos dentro de la misma provincia y con recursos muy importantes, ¿por qué no darle esa oportunidad de progreso a la Meseta? Es necesario que se tomen determinaciones y más cuando la explotación minera tiene tal trascendencia no solo por lo que va a generar a nivel de industria sino también en la comunidad. Está probado que la provincia no pudo dar mucho más de lo que tienen las localidades de la Meseta y los habitantes tienen derecho a una vivienda digna, terminar la escolaridad en la localidad, estudiar una carrera y no sentir el desarraigo porque no pueden progresar en ese lugar”, señala Beltrán.

La rawsina dice que la carencia de servicios en las localidades de la Meseta “hace valorar aún más la permanencia de la gente en la zona. No es fácil llevar adelante un emprendimiento por las distancias, el transporte y el clima, y varios factores que influyen. La vida de ellos es ir buscando un montón de estrategias para sobrellevar la familia y los estudios de los nenes. Se hace muy complicado y yo los admiro mucho”.

MUJERES EN LA PRIMERA FILA

La maestra que se inició en la docencia con alumnos de 5° y 6° grado tiene dos hijos y cuatro nietros. Su hijo de 31 años vive en Trelew y su hija de 29 en Comodoro Rivadavia. Ambos son policías.

“Si como mamá me tocara enviar a mis hijos a los 12-13 años a un lugar lejos, sufriría mucho. Las familias no tienen otra alternativa porque quieren que los chicos puedan estudiar, tener una profesión y conseguir un trabajo digno. Son mujeres que saben hacer de todo, no tienen problema de cortar leña, solucionar lo que sucede en la casa, llevar a los chicos a la escuela, acompañar a otros que necesitan. La mujer es el pilar fundamental en el día a día de la familia. Muchas de ellas no saben leer ni escribir porque han tenido que trabajar desde chicas, pero ponen la mejor voluntad para que a sus hijos no les suceda lo mismo y van buscando cómo salir adelante para mejorar su situación”, comenta Beltrán.

Según la docente, en el reclamo por la zonificación minera en la Meseta son muchas las mujeres “que encabezan la movida promoviendo e incentivando. Cumplen un papel fundamental, a pesar de que es una comunidad muy machista, pero se va tomando posición de a poco. Cuando las mujeres están al frente saben lo que quieren y lo que es mejor, no solo para su familia sino para toda una comunidad. Tienen que seguir en ese camino por más que se sientan frustradas o que nadie las escuche. Somos fuertes como para poder enfrentar todas las adversidades que se nos presentan”, concluye.

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